sábado, 6 de mayo de 2017

MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO - 54 JORNADA ORACIÓN VOCACIONES 2017



Compartimos el texto del mensaje del Papa Francisco con motivo de la 54 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.



MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA 54 JORNADA MUNDIAL
DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

Empujados por el Espíritu para la Misión

Queridos hermanos y hermanas
En los años anteriores, hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre dos aspectos de la vocación cristiana: la invitación a «salir de sí mismo», para escuchar la voz del Señor, y la importancia de la comunidad eclesial como lugar privilegiado en el que la llamada de Dios nace, se alimenta y se manifiesta.

Ahora, con ocasión de la 54 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, quisiera centrarme en la dimensión misionera de la llamada cristiana. Quien se deja atraer por la voz de Dios y se pone en camino para seguir a Jesús, descubre enseguida, dentro de él, un deseo incontenible de llevar la Buena Noticia a los hermanos, a través de la evangelización y el servicio movido por la caridad. Todos los cristianos han sido constituidos misioneros del Evangelio. El discípulo, en efecto, no recibe el don del amor de Dios como un consuelo privado, y no está llamado a anunciarse a sí mismo, ni a velar los intereses de un negocio; simplemente ha sido tocado y trasformado por la alegría de sentirse amado por Dios y no puede guardar esta experiencia solo para sí: «La alegría del Evangelio que llena la vida de la comunidad de los discípulos es una alegría misionera» (Exht. Ap. Evangelium gaudium, 21).

Por eso, el compromiso misionero no es algo que se añade a la vida cristiana, como si fuese un adorno, sino que, por el contrario, está en el corazón mismo de la fe: la relación con el Señor implica ser enviado al mundo como profeta de su palabra y testigo de su amor.
Aunque experimentemos en nosotros muchas fragilidades y tal vez podamos sentirnos desanimados, debemos alzar la cabeza a Dios, sin dejarnos aplastar por la sensación de incapacidad o ceder al pesimismo, que nos convierte en espectadores pasivos de una vida cansada y rutinaria. No hay lugar para el temor: es Dios mismo el que viene a purificar nuestros «labios impuros», haciéndonos idóneos para la misión: «Ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado. Entonces escuché la voz del Señor, que decía: “¿A quién enviaré? ¿Y quién irá por nosotros?”. Contesté: “Aquí estoy, mándame”» (Is 6,7-8).

Todo discípulo misionero siente en su corazón esta voz divina que lo invita a «pasar» en medio de la gente, como Jesús, «curando y haciendo el bien» a todos (cf. Hch 10,38). En efecto, como ya he recordado en otras ocasiones, todo cristiano, en virtud de su Bautismo, es un «cristóforo», es decir, «portador de Cristo» para los hermanos (cf. Catequesis, 30 enero 2016). Esto vale especialmente para los que han sido llamados a una vida de especial consagración y también para los sacerdotes, que con generosidad han respondido «aquí estoy, mándame». Con renovado entusiasmo misionero, están llamados a salir de los recintos sacros del templo, para dejar que la ternura de Dios se desborde en favor de los hombres (cf. Homilía durante la Santa Misa Crismal, 24 marzo 2016). La Iglesia tiene necesidad de sacerdotes así: confiados y serenos por haber descubierto el verdadero tesoro, ansiosos de ir a darlo a conocer con alegría a todos (cf. Mt 13,44).

Ciertamente, son muchas las preguntas que se plantean cuando hablamos de la misión cristiana: ¿Qué significa ser misionero del Evangelio? ¿Quién nos da la fuerza y el valor para anunciar? ¿Cuál es la lógica evangélica que inspira la misión? A estos interrogantes podemos responder contemplando tres escenas evangélicas: el comienzo de la misión de Jesús en la sinagoga de Nazaret (cf. Lc 4,16-30), el camino que él hace, ya resucitado, junto a los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,13-35), y por último la parábola de la semilla (cf. Mc 4,26-27).

Jesús es ungido por el Espíritu y enviado. Ser discípulo misionero significa participar activamente en la misión de Cristo, que Jesús mismo ha descrito en la sinagoga de Nazaret: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de gracia del Señor» (Lc 4,18). Esta es también nuestra misión: ser ungidos por el Espíritu e ir hacia los hermanos para anunciar la Palabra, siendo para ellos un instrumento de salvación.

Jesús camina con nosotros. Ante los interrogantes que brotan del corazón del hombre y ante los retos que plantea la realidad, podemos sentir una sensación de extravío y percibir que nos faltan energías y esperanza. Existe el peligro de que veamos la misión cristiana como una mera utopía irrealizable o, en cualquier caso, como una realidad que supera nuestras fuerzas. Pero si contemplamos a Jesús Resucitado, que camina junto a los discípulos de Emaús (cf. Lc 24,13-15), nuestra confianza puede reavivarse; en esta escena evangélica tenemos una auténtica y propia «liturgia del camino», que precede a la de la Palabra y a la del Pan partido y nos comunica que, en cada uno de nuestros pasos, Jesús está a nuestro lado. Los dos discípulos, golpeados por el escándalo de la Cruz, están volviendo a su casa recorriendo la vía de la derrota: llevan en el corazón una esperanza rota y un sueño que no se ha realizado. En ellos la alegría del Evangelio ha dejado espacio a la tristeza. ¿Qué hace Jesús? No los juzga, camina con ellos y, en vez de levantar un muro, abre una nueva brecha. Lentamente comienza a trasformar su desánimo, hace que arda su corazón y les abre sus ojos, anunciándoles la Palabra y partiendo el Pan. Del mismo modo, el cristiano no lleva adelante él solo la tarea de la misión, sino que experimenta, también en las fatigas y en las incomprensiones, «que Jesús camina con él, habla con él, respira con él, trabaja con él. Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 266).

Jesús hace germinar la semilla. Por último, es importante aprender del Evangelio el estilo del anuncio. Muchas veces sucede que, también con la mejor intención, se acabe cediendo a un cierto afán de poder, al proselitismo o al fanatismo intolerante. Sin embargo, el Evangelio nos invita a rechazar la idolatría del éxito y del poder, la preocupación excesiva por las estructuras, y una cierta ansia que responde más a un espíritu de conquista que de servicio. La semilla del Reino, aunque pequeña, invisible y tal vez insignificante, crece silenciosamente gracias a la obra incesante de Dios: «El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo» (Mc 4,26-27). Esta es nuestra principal confianza: Dios supera nuestras expectativas y nos sorprende con su generosidad, haciendo germinar los frutos de nuestro trabajo más allá de lo que se puede esperar de la eficiencia humana.

Con esta confianza evangélica, nos abrimos a la acción silenciosa del Espíritu, que es el fundamento de la misión. Nunca podrá haber pastoral vocacional, ni misión cristiana, sin la oración asidua y contemplativa. En este sentido, es necesario alimentar la vida cristiana con la escucha de la Palabra de Dios y, sobre todo, cuidar la relación personal con el Señor en la adoración eucarística, «lugar» privilegiado del encuentro con Dios.

Animo con fuerza a vivir esta profunda amistad con el Señor, sobre todo para implorar de Dios nuevas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. El Pueblo de Dios necesita ser guiado por pastores que gasten su vida al servicio del Evangelio. Por eso, pido a las comunidades parroquiales, a las asociaciones y a los numerosos grupos de oración presentes en la Iglesia que, frente a la tentación del desánimo, sigan pidiendo al Señor que mande obreros a su mies y nos dé sacerdotes enamorados del Evangelio, que sepan hacerse prójimos de los hermanos y ser, así, signo vivo del amor misericordioso de Dios.

Queridos hermanos y hermanas, también hoy podemos volver a encontrar el ardor del anuncio y proponer, sobre todo a los jóvenes, el seguimiento de Cristo. Ante la sensación generalizada de una fe cansada o reducida a meros «deberes que cumplir», nuestros jóvenes tienen el deseo de descubrir el atractivo, siempre actual, de la figura de Jesús, de dejarse interrogar y provocar por sus palabras y por sus gestos y, finalmente, de soñar, gracias a él, con una vida plenamente humana, dichosa de gastarse amando.

María Santísima, Madre de nuestro Salvador, tuvo la audacia de abrazar este sueño de Dios, poniendo su juventud y su entusiasmo en sus manos. Que su intercesión nos obtenga su misma apertura de corazón, la disponibilidad para decir nuestro «aquí estoy» a la llamada del Señor y la alegría de ponernos en camino, como ella (cf. Lc 1,39), para anunciarlo al mundo entero.

Vaticano, 27 de noviembre de 2016
Primer Domingo de Adviento
Francisco



Fuente:




54 JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES



Mañana domingo, 7 de mayo, tiene lugar la 54 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y la Jornada de Vocaciones Nativas.
Un año más la Iglesia nos invita a orar de manera especial por las vocaciones (debemos hacerlo siempre). Un año más estamos invitados a alzar nuestras manos al Señor y pedirle, siguiendo su mandato, que envíe obreros a su mies.

Esta año el lema de la Jornada tiene como título: Empujados por el Espíritu: "Aquí estoy, envíame"

Rezamos con la oración que nos proponen para este año. 

Padre, quiero abrir mi corazón al mundo,
dar a conocer el tesoro de tu ternura
y anunciar tu alegría a mis hermanos.
“Aquí estoy, envíame”.
Quiero ser “portador de Cristo”,
profeta de tu palabra y testigo de tu amor,
hasta alcanzar los confines de la tierra.
“Aquí estoy, envíame”.
Tú, que nos empujas con tu Espíritu
y superas nuestras expectativas,
camina conmigo y sé siempre mi fuerza.
“Aquí estoy, envíame”.
Te lo pido por medio de María,
la humilde, la generosa, la valiente.
Amén.

Después de recitarla, te invitamos a interiorizarla y a meditarla. A dejar que el Espíritu Santo hable a tu corazón. Quizás tú también puedas sentir su fuerza que te empuja a anunciar el Evangelio, a ponerte al servicio de los pobres, de los huérfanos, de la juventud desamparada,.. 

Qué por la intercesión de María, la humilde, la generosa, la valiente,... tú también puedas decidirte a decir: "Aquí estoy, envíame".


lunes, 1 de mayo de 2017

X CAPÍTULO PROVINCIAL (NUEVO GOBIERNO)



Esta mañana se han llevado a cabo las votaciones durante el X Capítulo de la Provincia de España de los Padres Somascos. 
Fueron elegidos el p. Provincial y los cuatro miembros del Consejo que le ayudarán en la tarea de guiar y la Provincia, durante los próximos cuatro años. 
Felicidades a los elegidos y los encomendamos a la oración para que puedan desarrollar la misión que se les ha confiado.

A partir de esta tarde, se continuarán con los distintos trabajos, antes de finalizar el Capítulo.












sábado, 29 de abril de 2017

X CAPÍTULO PROVINCIAL (Logos)







X CAPÍTULO PROVINCIAL (carteles)









X CAPÍTULO PROVINCIAL




Ayer, día 28 de abril a las 19:00 h. dio comienzo el X Capítulo Provincial de los Padres somascos de España. Están reunidos en la comunidad somasca de Caldas de Reis (Pontevedra).
A lo largo de estos días algunos religiosos que han sido elegidos para participar en este encuentro, presididos por el Padre General, P. Franco Moscone, llevarán a cabo distintos trabajos y algunas reflexiones sobre la situación de la Provincia y también prepararán los temas a trabajar durante los próximos cuatro años, tanto en las comunidades somascas de España como en las de la Delegación de Mozambique.
En medio de estos trabajos, tendrán también que elegir al próximo padre Provincial y a los miembros del Consejo, quienes durante los próximos cuatro años tendrán que dirigir y guiar la vida de las comunidades y las obras de la Provincia de España de los Padres Somascos y las de la Delegación de Mozambique.
Qué por intercesión de María Madre de los Huérfanos y de San Jerónimo Emiliani, el Señor los ilumine con la luz del Espíritu Santo para que puedan llevar a cabo los distintos trabajos y también al momento de elegir al próximo padre Provincial y a sus Consejeros.


jueves, 30 de marzo de 2017

AUDIENCIA CON EL PAPA FRANCISCO



AUDIENCIA DE LOS PARTICIPANTES AL 138º CAPÍTULO GENERAL, CON EL PAPA FRANCISCO. (30 de marzo de 2017)



Fuente: Centro Televisivo Vaticano


NUEVO GOBIERNO GENERAL




Ya está a punto de concluirse el 138º Capítulo General (Ordinario) de nuestra Congregación somasca. La clausura será el próximo sábado día 1 de abril. Entre los trabajos a realizar durante estos días estaba la elección del nuevo gobierno para los próximos seis años.
El lunes fue elegido el Prepósito General. Salió reelegido el Padre Franco Moscone (Provincia de Italia).
También el lunes fue elegido el nuevo Vicario General. Este cargo recayó sobre el Padre Giuseppe Oddone (Provincia de Italia). 
Ayer miércoles fueron elegidos los otros tres Consejeros que completan el Gobierno General:
Padre Alberto Monnis (Provincia de Italia) 3º Consejero.
Padre Junar G. Enorme (Provincia Sureste de Asia) 4º Consejero.
Hermano José H. Montaña (Provincia Andina) 5º Consejero.

Les damos la enhorabuena y los encomendamos a la Virgen María, Madre de los Huérfanos y a San Jerónimo para que los ayuden en su misión de guiar y gobernar a nuestra Congregación.


domingo, 12 de marzo de 2017

138º CAPÍTULO GENERAL - ORACIONES PARA CADA DÍA























138º CAPÍTULO GENERAL - ORACIONES








138º CAPÍTULO GENERAL - INVOCACIONES AL ESPÍRITU SANTO











138º CAPÍTULO GENERAL



Desde hoy domingo, día 12 de marzo hasta el sábado 1de abril, tiene lugar en Roma, el 138 Capítulo General de los Padres Somascos.
Encomendamos en la oración a los padres que participan. Que se dejen guiar por el Espíritu Santo para llevar a cabo los distintos trabajos y reflexiones sobre nuestra Congregación y también a la hora de elegir al próximo Padre General.


lunes, 9 de enero de 2017

"SE NECESITA UNA NUEVA CULTURA VOCACIONAL"



(RV).- El primer jueves de enero, en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, el Papa Francisco celebró un encuentro con los casi 800 participantes en el Congreso organizado por la Oficina nacional para la pastoral vocacional de la Conferencia Episcopal Italiana. El Pontífice les entregó el discurso que había preparado para hablar con todos ellos de manera espontánea.


Ante todo, el Obispo de Roma agradeció las palabras dirigidas por Monseñor Nunzio Galantino, Secretario General de la Conferencia Episcopal Italiana, y se congratuló por el empeño con que llevan adelante esta cita anual, en la que se comparte la alegría de la fraternidad y la belleza de las diversas vocaciones.


Este Congreso, que comenzó el 3 de enero, tuvo por tema: “Levántate, ve y no temas. Vocaciones y santidad: yo soy una misión”. Y de hecho, el Papa Bergoglio afirma en el discurso entregado la necesidad de volver a llevar a las comunidades cristianas una nueva “cultura vocacional”, que sepa contar la belleza de estar enamorados de Dios. El Santo Padre pide que esta nueva cultura vocacional sea “capaz de leer con coraje la realidad tal como es, con sus fatigas y resistencias”, reconociendo, sin embargo, los signos de belleza del corazón humano.


La mirada del Pontífice también se extiende a la próxima Asamblea Sinodal de 2018, que tendrá como centro precisamente el tema de: “Jóvenes, fe y discernimiento vocacional”. Por lo que escribe que “la prioridad de la pastoral vocacional debe ser no la eficiencia, sino la atención al discernimiento”. Razón por la cual pide que se arroje luz sobre las potencialidades más que sobre los límites. E invita a que se privilegie el camino de la escucha.


Porque como escribe el Obispo de Roma, quienes están comprometidos en la misión de acompañamiento vocacional deben tener pasión para ocuparse de vidas que son “como cofres” que contienen un tesoro valioso, por lo que se debe tener “gran respeto”, buscando la felicidad de cuantos han sido encomendados a su atención.


Además, el Papa Francisco hace propias las palabras de Benedicto XVI acerca del profundo extravío que vive la juventud de hoy. De ahí que, para ser creíbles, sea necesario “privilegiar la vía de la escucha”; saber “perder el tiempo” a la hora de acoger los interrogantes y los deseos de los jóvenes.


En cuanto al hecho de “ser una misión permanente”, el Pontífice reafirma que el testimonio sólo logra persuadir si se sabe relatar la belleza del hecho de estar enamorados de Dios. No desorientados por las solicitaciones exteriores, sino reavivar la frescura del “primer amor”.


En una palabra, sentir no sencillamente que se tiene una misión, sino repetirse a sí mismos: “Yo soy una misión”, es decir, “ser misión permanente”. Y esto, naturalmente, requiere audacia y fantasía, ganas de ir más allá, haciendo memoria de las muchas historias de vocación. Porque como escribe el Papa, es el mismo Señor quien invita a los llamados a no tener miedo de salir de sí mismos para convertirse en don para los demás. Ir más allá de los temores que paralizan el deseo de bien, con la infinita paciencia de volver a comenzar. De modo que se necesita una pastoral con “horizontes amplios” y con “un respiro de comunión” para ser “centinelas” capaces captar la llegada de un nuevo amanecer sin tener miedo de las “inevitables lentitudes y resistencias del corazón humano”.


El Pontífice concluye su discurso a los participantes en el Congreso organizado por la Oficina nacional para la pastoral vocacional de la Conferencia Episcopal Italiana asegurándoles su oración por todos ellos, a la vez que les pide que, por favor, no se olviden de rezar por él.


(María Fernanda Bernasconi - RV).






Fuente: http://es.radiovaticana.va/news/